E = mc2

Existe el bien y el mal, caliente y frío, luz y oscuridad, confianza y miedo. Es como si hubiera un opuesto, un contrario a mucho de lo que vemos y se nos pasa por alto que lo que sucede, es que percibimos la ausencia de lo primero. El mal es la ausencia del bien; el frío es la ausencia de calor; la oscuridad es la ausencia de luz; el miedo es la ausencia de confianza. Sin embargo, hemos ido creciendo en un entorno que nos ha enseñado –y así lo hemos aprendido- que lo segundo es lo contrario de lo primero, como si fuesen fuerzas opuestas que deben convivir en un «raro equilibrio” para que la vida sea vida. Si prestamos atención, subyace el enfrentamiento, cuando lo inteligente y sabio es ver las primeras como unas fuerzas que puestas en juego, generan el bien y la felicidad –anhelo profundo del ser humano- y además evitan que las segundas se extiendan –algo de lo que el ser humano huye permanentemente-. Debido a sus muchos aportes a la ciencia, Albert Einstein es considerado uno de los hombres sobresalientes de la humanidad del siglo XX. Basta con recordar la teoría de la relatividad. Sin embargo, también tuvo la capacidad de poner el dedo en la llaga en otros muchos asuntos que aún son tema de actual debate por todos nosotros, que somos parte de esa misma humanidad Einstein, un hombre que fue un absoluto líder para la humanidad en la vertiente científica; Gandhi, que fue un absoluto líder para la humanidad en la vertiente política, o la Madre Teresa de Calcuta que fue una absoluta lideresa para la humanidad en la vertiente de ayuda al necesitado, les unía un denominador común: El Amor, el amor a lo que hacían, por qué lo hacían, para qué lo hacían, y el resultado que obtuvieron de su apasionado compromiso y acción. Comparto contigo un fragmento de una carta que atribuyen a Albert Einstein y que parece ser envió a su hija Lieserl (no he logrado confirmarlo ni desmentirlo). Un texto que me ha hecho reflexionar más aún si cabe sobre lo anterior. FRAGMENTO DE LA ULTIMA CARTA DE EINSTEIN A SU HIJA Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aun así,...
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Segway-Coaching: Una nueva manera de hacer coaching

Del 19 al 25 de mayo de 2014 se celebra la III Semana Internacional del Coaching y nosotros te ofrecemos la oportunidad de disfrutar de forma gratuíta de una experiencia de «coaching sobre ruedas» que te cambiará la forma de ver la vida! Te proponemos un reto de comunicación, coordinación, confianza y autoconocimiento mientras disfrutas de un agradable paseo por una de las zonas más bonitas de Madrid, el Parque de Madrid Río… ¿Te atreves? Anímate a explorar una nueva posibilidad de hacer las cosas que te hará descubrir nuevas vías de aprendizaje con dinámicas que te ayudarán a superar las dificultades de tu vida diariaVen con tus amigos intrépidos, socios aventureros, colegas apasionados, clientes indecisos, contactos entusiastas… y aprovecha esta oportunidad y precio únicos *. ¡Escoge la fecha y la hora que mejor te encaja y entra en este formulario para inscribirte! – Viernes, 23 de mayo: de 20 a 22 hrs – Domingo, 25 de mayo:  de 10 a 12 hrs *Plazas limitadas. El precio de esta oferta es de 40€ por una sesión de 120 min. o 20€ por una sesión de 60 min. El importe íntegro se destinará a pagar el coste del alquiler del equipo y los gastos de producción, en ningún caso se cobrarán los servicios de coaching. Esta es una iniciativa desarrollada en colaboración con «Coaching para empezar» Te esperamos. ¡Atrévete! …y si quieres más información, entra en...
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Reinterpreta tu realidad

ATRÉVETE A ENCONTRAR LAS DIFERENCIAS
 EN LOS SIGUIENTES DOS PÁRRAFOS.  1. No quiero mentir, no hacemos las cosas tan mal. Lo único, es que tenemos la costumbre de no decir lo que queremos decir y la manera en la que nos expresamos no es tan inadecuada. Sin engañarnos, no es tan fácil salir de la dificultad de la comunicación. No es más difícil que entender el modelo mental y no pasar por alto el sistema de creencias desde el que nos movemos y pronunciamos. No hay otro responsable que el inconsciente. Una y otra vez no sabemos cómo transmitir las ideas y mensajes para que no pierdan efectividad y por ello no logramos las metas de entendimiento y acción. No es tan complicado lograrlo, la dificultad pasa por no ser muy pesimista al respecto. No es cuestión de algo superfluo, al contrario, es algo a lo que no le podemos quitar la atención ni un minuto. DICHO EN OTRAS PALABRAS…  2. A decir verdad, hacemos las cosas bastante bien. Lo único que falta es la práctica de decir lo que queremos decir y que la manera en que nos expresamos sea la adecuada. Siendo honestos, es bastante fácil adentrarnos en la complejidad de la comunicación. Es tan fácil como entender el modelo mental y estar atentos al sistema de creencias desde el que nos movemos y pronunciamos. El único responsable es el inconsciente. Una y otra vez podemos lograr la manera de transmitir las ideas y mensajes para que conserven supefectividad y así lograr las metas de entendimiento y acción. Lograrlo es más sencillo de lo que parece y la solución pasa por ser más optimista al respecto. Se trata de algo profundo, así es, es algo a lo que le debemos prestar nuestra atención y el tiempo necesario. COMUNICAR Y LIDERAR DESDE LO POSITIVO. Verbalizar en positivo lo que verdaderamente queremos decir, y poner el acento actitudinal en nuestras acciones, pasa por desarrollar una nueva perspectiva y alojarla en el inconsciente. La inercia de expresión condicionada por el modelo mental que arrastramos fruto de una “mala educación” y la mentalidad “no-negativa” heredada, hace que nos expresemos de forma limitada, lo que condiciona nuestras posibilidades de hablar, transmitir, compartir y emprender acciones como verdaderamente queremos. Cuando damos este paso contribuimos además, a movilizar hacia lo positivo a las personas con las que compartimos el día a día profesional. Quien dice...
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La emoción del enfado

Es bastante frecuente que en programas de coaching, escuelas de negocios, programas in-company, clases magistrales o conferencias, los formadores, coaches o conferenciantes, se refieran a la ira/rabia como una de las emociones básicas, llevando al enfado, el verdadero protagonista del restablecimiento de la dignidad, la rectitud y la legitimidad de la existencia de cualquier ser humano a un lugar en el que pasa desapercibido y es ignorado. Me pasa lo mismo que me pasaba cuando estudiaba marketing y administración de empresas, hace ahora veinte años. En aquella ocasión me dijeron: “la forma más barata de publicidad es el boca-oído”. Carlos, nuestro profesor de Fundamentos de Marketing, insistió un par de veces… ¡¡¡boca-oído!!! …el que diga boca-boca, no sabe de lo que habla ni ha reflexionado nunca sobre el proceso de la comunicación entre personas. El boca-boca lo realizamos exclusivamente en las maniobras de reanimación, sentenciaba con contundencia. La palabra reanimar viene de “re” (volver, otra vez) y “ánima” (alma), reanimar significa volver a poner el alma, devolver el alma al que parece que la ha perdido –está moribundo-. Cualquier emoción experimentada por una persona, le indica que tiene una necesidad o llamada en el alma que debe atender: la “moción”. Esa es la función de las emociones. La tristeza nos avisa de la necesidad de volver al interior (al alma) para amarnos a nosotros mismos y recuperar la sensación de plenitud propia -suele estar asociada a una pérdida-; el asco nos avisa de la necesidad de rechazar algo tras comprobar que nos genera una sensación de desagrado (en el alma) de muy difícil acogida; el miedo es la necesidad de recuperar la sensación de seguridad interior perdida (la del alma) por un acontecimiento externo o por una situación que se escapa de nuestro control; la sorpresa es la necesidad de averiguar más y cómo ajustar nuestra reacción (desde el alma) ante algo inesperado o sobre algo que desconocemos; la alegría es la necesidad de compartir la plenitud y serenidad interior (la del alma) para expandirla a otras personas y, con ello, hacerla mayor y duradera; y, finalmente, el enfado, que es la necesidad de mostrar la incomodidad por una situación o persona que nos genera un desequilibrio de afecto (en el alma) para restaurarlo junto a la dignidad propia perdida. El denominador común de todas estas emociones es la manera en que nos invitan a mirar hacia el interior, a observarnos, a cuidarnos....
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Volver a los valores

Es frecuente en los medios escritos y de antena, en las tertulias y en los foros de todo tipo, escuchar comentarios de que la situación que atravesamos es consecuencia de una crisis de valores. Parece como si los valores hubieran cotizado en bolsa y su precio se hubiera desplomado repentinamente y de forma inexplicable. Además resulta curioso ver que todos los reclamamos como algo que nos perteneció, como algo que fue nuestro y nos los hubieran arrebatado en un descuido. En ocasiones, también tengo la sensación de que estuviésemos esperando a que vuelvan por arte de birli-birloke, así, de repente, como caídos del cielo, sin hacer nada especial más que esperar pacientemente como quien lo hace en la consulta del dentista. Es habitual encontrarnos con artículos, libros, conversaciones informales, encuentros empresariales, actos políticos, reuniones sociales e incluso de familia, en los que se palpa una permanente nostalgia en este sentido: ¡Tenemos que volver a los valores!, ¡Necesitamos recuperar los valores!, ¡Sólo saldemos de esta si volvemos a los valores! …y llegados a este punto se me dispara una pregunta ¿pero dónde están? Reflexiono si verdaderamente sabemos de qué estamos hablando, qué estamos reivindicando y a qué nos debemos atener para recuperarlos, rescatarlos y volver a tenerlos en nuestro día a día. La primera pregunta que deberíamos hacernos es si somos capaces de tomar conciencia de lo que implica “Volver a los Valores”, qué nivel de compromiso a nivel individual nos requiere este deseo que parece profundo, y qué papel activo estamos dispuestos a desempeñar cada uno de nosotros en esta recuperación. Quiero recordar una expresión muy especial que todos hemos empleado en algún momento de nuestras vidas: “Palabra de Honor”. Dar nuestra palabra de honor significaba que ponías el honor de tu persona como garantía o aval de lo que estabas diciendo y/o haciendo. Era una buena forma de decir: “si falto a mi palabra, mi honor quedará quebrado, mi credibilidad rota y ya no seré confiable”. Junto a la palabra de honor, estaban siempre estrechamente vinculados valores como por ejemplo laintegridad, la lealtad, el compromiso y, por encima de todos ellos, la limpieza de intención en todo lo que hacíamos.  Sin embargo, hoy día, dices palabra de honor y la mayoría de las personas imaginan un vestido elegante de unas características determinadas. Me atrevo a decir que aunque todos hablamos de valores –tristemente ya no hablamos de honor-...
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