¿Cuál es el valor añadido que obtengo?

El principal valor añadido que obtiene tu empresa es tener profesionales más sólidos y equilibrados emocionalmente que toman mejores decisiones, comunicándose mejor con sus compañeros/equipo y desplegando un estado de motivación y actitud que impulsa un espíritu de mejora permanente y la consecución de...
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Preguntas Frecuentes

¿En qué consiste un proceso de coaching ejecutivo individual?
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Tira del freno de mano

Los que nos dedicamos a este apasionante mundo del coaching, conocemos la importancia que tienen las creencias en nuestras vidas y en las de los demás. Estamos habituados a escuchar, con asiduidad, a nuestros clientes en las sesiones, cuánto les ha limitado mantener tal o cual pensamiento ante determinadas situaciones, pensamiento éste, que les impedía conseguir objetivos que se habían propuesto con anterioridad. Mi reflexión de hoy viene al hilo de un artículo que leí en unas páginas de economía titulado: «Nos programan para ser infelices». Su autor, José Luis Montes, se plantea una creencia, tan extendida como fatua: «el éxito consiste en llegar a lo más alto y ganar mucho dinero». Parece ser que Montes circuló por esa autopista de la vida a gran velocidad, hasta que llegó al convencimiento, que quizás el éxito, está basado en otro tipo de factores que nada tienen que ver con la máxima anterior. Digo circuló por esa autopista, porque gran parte de nuestras vidas pasan así, circulando por carreteras vivenciales a gran velocidad, sin rumbo fijo y sin preguntarnos: ¿qué hago yo aquí?, ¿realmente éste es el camino que quiero recorrer?, ¿he elegido yo algo de lo que me está pasando?, ¿tengo claro que quiero llegar a esa meta?, ¿para qué recorro este camino?, etc. La pregunta en coaching es vital y sin ella no hay coaching, no hay reflexión y no hay destino prefijado. En ocasiones las creencias nos llevan a pasar por la vida sin hacernos este tipo de preguntas y si tenemos suerte y aparece alguien que nos haga reflexionar… digo, si tenemos suerte… igual también tenemos tiempo para tirar del freno de mano y cambiar nuestro rumbo, nuestros objetivos, nuestra velocidad y hasta nuestras vidas. Descubrir que hay aspectos más importantes que el lucro, la fama y la posición, es un ejercicio de madurez, de valentía y de humildad. Tomemos pues el volante y reconduzcámonos hacia el objetivo que verdaderamente deseamos. La reflexión nos ayuda a perseguir nuestros sueños, a analizarlos y a desterrar todas aquellas creencias que nos limitan para alcanzarlos. Si no nos hacemos preguntas, otros tendrán las respuestas, pero nunca nunca serán las nuestras. ¿Vamos a desprogramarnos de la infelicidad y vamos a buscar con fe y ahínco lo que realmente queremos? Respondámonos. Josecho Vizcay –...
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Entrena y desarrolla una mentalidad positiva

Han pasado algunos meses desde que en uno de los hoteles más emblemáticos de España, antiguo hospital de peregrinos del siglo XII, tuvo lugar una anécdota de mano de su directora: “Cuando llegué aquí, la cocina del hotel había decaído de forma alarmante. Algún tiempo después, en un encuentro corporativo de altos ejecutivos de la organización, uno de ellos me hizo un comentario un tanto irónico al comprobar que la cocina se había recuperado y volvía a tener los niveles de calidad acostumbrados: “¡Qué bueno está esto! ¿qué habéis hecho, habéis cambiado de chef?”. Con una amable y serena sonrisa, contesté: “No, es el mismo, pero está contento”. -Y añadió- Desde que he llegado, fomento el positivismo en mi gente.   Estar contento: Una de las grandes características de las personas positivas   Cualquiera de nosotros (o bien, cualquier equipo) que tenga un espíritu positivo, es capaz de trabajar mejor y rendir más, incluso aunque el contexto sea adverso. De hecho, uno de nuestros refranes nos recuerda de forma sutil que aplicando “buena cara al mal tiempo”, logramos superar los momentos de adversidad y generalmente, con resultados satisfactorios. Algo de razón tendrá tan veterana voz popular…   En esto coincidimos con el resto de los mortales: todos queremos un ambiente de trabajo positivo en el que podamos obtener y ofrecer lo mejor de nosotros mismos. ¿Para qué? Para poder dar lo mejor de nosotros mismos y hacer que los proyectos empresariales en los que estamos inmersos continúen a flote en medio de la tempestad actual. Si ya es difícil la situación, como para complicarla con negatividad…   Pensemos en algunas situaciones   Cuando vamos a un comercio a comprar algo que necesitamos, o cuando mantenemos un encuentro profesional para abordar un proyecto o alguna labor comercial, ¿qué actitud y mentalidad preferimos encontrar en las personas con las que nos relacionamos? Es evidente que todos deseamos tratar con personas que aportan una perspectiva posibilista y optimista; alguien que, entre “verlo imposible” (considerarlo imposible) y “ver lo posible” (considerar nuevas posibilidades), se incline permanentemente en “verlo posible” (considerarlo posible). Ejercer nuestro positivismo puede marcar la diferencia tanto en una relación comercial, como en una negociación o en cualquier tipo de conflicto / situación.   Lo mismo nos sucede cuando estamos entre amigos: tendemos a dejar de lado a aquella persona negativa y tendemos a aliarnos a aquellas que nos hacen ver...
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La auto profecía

Queremos compartir contigo una historia que puede conozcas. Nos la envió una gran amiga, y es muy ilustrativa de cómo la “mentalidad de crisis” nos envuelve y nos dejamos llevar por el lado derrotista de la situación, adoptando actitudes victimistas, en vez de reaccionar por el lado responsable y entusiasta para enfocarnos a la oportunidad. En ocasiones nos falta saber mirar hacia adelante con coraje y autoconfianza. La historia dice así: Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera donde vendía unas ricas albóndigas con pan. Estaba muy ocupado atendiendo su negocio y por lo tanto no oía radio, no leía los periódicos ni veía la televisión. Como el negocio marchaba bien, alquiló un trozo de terreno, colocó una gran valla y anunció su mercancía gritando a todo pulmón: ‘Compren deliciosas albóndigas calientes’. Y la gente se las compraba. Aumentó la adquisición de pan y carne. Compró un terreno más grande para ampliar las posibilidades de su negocio, y trabajó tanto que dispuso que su hijo dejara la Universidad donde estudiaba Ciencias Comerciales a fin de que le ayudara. Sin embargo, ocurrió algo muy importante; su hijo le dijo: «Viejo, ¿tú no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves la televisión…?.Estamos sufriendo una grave crisis. ¡La situación es realmente mala; peor no podría estar!». El padre pensó: ‘Mi hijo que estudia en la Universidad, lee los diarios, ve televisión y escucha la radio, debe saber mejor que yo lo que está pasando…’ Redujo entonces la compra de pan y carne, quitó la valla anunciadora, dejo el alquiler del terreno con el fin de eliminar los gastos y ya no anunció sus ricas albóndigas con pan. Y las ventas fueron disminuyendo cada día más. «Tenías razón hijo mío», le dijo al muchacho. «Verdaderamente estamos sufriendo una gran crisis». MORALEJA: Dejemos de hablar de crisis. Hablemos sólo de establecer buenas relaciones, hacer buenos negocios, buenos trabajos y buenas tareas. Si nos programamos para fracasar, fracasaremos. Si nos mentalizamos para ganar, ganaremos. Es una simple elección personal. «Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien». ¿Qué eliges tú? …tú decides. Además, te proponemos que te fijes un poco en tu manera de pensar tomando esta observación como referencia: «Las mentes brillantes manejan ideas, las mentes corrientes hablan de actualidad y las mentes mediocres hablan de los demás», …¿con qué mente te sientes más identificado/a?, ¿cuántas veces hablas...
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