Volver a los valores

Es frecuente en los medios escritos y de antena, en las tertulias y en los foros de todo tipo, escuchar comentarios de que la situación que atravesamos es consecuencia de una crisis de valores. Parece como si los valores hubieran cotizado en bolsa y su precio se hubiera desplomado repentinamente y de forma inexplicable. Además resulta curioso ver que todos los reclamamos como algo que nos perteneció, como algo que fue nuestro y nos los hubieran arrebatado en un descuido. En ocasiones, también tengo la sensación de que estuviésemos esperando a que vuelvan por arte de birli-birloke, así, de repente, como caídos del cielo, sin hacer nada especial más que esperar pacientemente como quien lo hace en la consulta del dentista. Es habitual encontrarnos con artículos, libros, conversaciones informales, encuentros empresariales, actos políticos, reuniones sociales e incluso de familia, en los que se palpa una permanente nostalgia en este sentido: ¡Tenemos que volver a los valores!, ¡Necesitamos recuperar los valores!, ¡Sólo saldemos de esta si volvemos a los valores! …y llegados a este punto se me dispara una pregunta ¿pero dónde están? Reflexiono si verdaderamente sabemos de qué estamos hablando, qué estamos reivindicando y a qué nos debemos atener para recuperarlos, rescatarlos y volver a tenerlos en nuestro día a día. La primera pregunta que deberíamos hacernos es si somos capaces de tomar conciencia de lo que implica “Volver a los Valores”, qué nivel de compromiso a nivel individual nos requiere este deseo que parece profundo, y qué papel activo estamos dispuestos a desempeñar cada uno de nosotros en esta recuperación. Quiero recordar una expresión muy especial que todos hemos empleado en algún momento de nuestras vidas: “Palabra de Honor”. Dar nuestra palabra de honor significaba que ponías el honor de tu persona como garantía o aval de lo que estabas diciendo y/o haciendo. Era una buena forma de decir: “si falto a mi palabra, mi honor quedará quebrado, mi credibilidad rota y ya no seré confiable”. Junto a la palabra de honor, estaban siempre estrechamente vinculados valores como por ejemplo laintegridad, la lealtad, el compromiso y, por encima de todos ellos, la limpieza de intención en todo lo que hacíamos.  Sin embargo, hoy día, dices palabra de honor y la mayoría de las personas imaginan un vestido elegante de unas características determinadas. Me atrevo a decir que aunque todos hablamos de valores –tristemente ya no hablamos de honor-...
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