¿Todo vale? No, todo no vale…

…al menos desde mi punto de vista. ¿A qué me refiero? Me refiero a que cada vez es más frecuente encontrar en torno al ejercicio del coaching, una serie de actividades, etiquetas y prácticas satelitales que en ocasiones llegan a rozar el ocultismo, justificándolas como herramientas “útiles” para lograr que el coachee alcance su meta, cumpla su desafío o logre su objetivo. Al ejercicio del coaching, se le han puesto muchos apellidos y muy variopintos para referirse a prácticas que, desde mi perspectiva, se alejan por completo del recto, valioso, profesional, ético y efectivo ejercicio de una profesión que hace honor al método socrático. Algunos de estos apellidos que le ponen a tan digna y antigua disciplina son “tántrico”, “espiritual”, “de chakras”, “energético”, etc… cuando en realidad tengo la sensación de que hay mucho desconocimiento real de lo que se tiene entre manos y las implicaciones que esto puede llegar a generar en las personas. Bastará con fijarnos en un detalle: todos estos “apellidos”, tienen un denominador común, y es que abordan esferas de lo intangible, casi desconocido y en muchas ocasiones oculto al conocimiento humano. Un proceso de coaching transparente, efectivo y transformador, un proceso que facilita el desarrollo máximo del potencial de la persona en sus vertientes pública y/o privada, se apoya en el método socrático. Estamos hablando de la mayéutica, un término que procede del griego y que significa “dar luz”. Este método consiste en formular preguntas al coachee (cliente) de tal forma que sean una poderosa invitación a reflexionar para que éste encuentre claridad y su propia respuesta en el interior, aproximándole a su verdad más íntima, a su esencia más pura y a su sabiduría innata. En este proceso, nuestra labor como coaches es contribuir a “poner luz” y facilitar la toma de conciencia y consciencia del protagonista. Por medio de la pregunta certera y abierta, Sócrates retaba a sus pupilos para que éstos encontrasen dentro de sí mismos las respuestas latentes que tenían en su ser. Con este método, les ayudaba a desarrollar su inteligencia (que viene de inter=dentro y legere=lectura –> Lectura interior de cada uno) y su voluntad (que viene de Volo –> que significa querer; la actitud de querer). Sócrates les hacia mirar hacia adentro para que leyeran en su interior y que esto les ayudase encontrar la respuesta que les permitiera la transformación y así desplegar la voluntad del...
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