El descanso es un aliado.

¡Re-conéctate!… has estado desconectado/a.

 

Quiero compartir contigo un texto que escribí en agosto de 2009, un año en el que tuve un punto de inflexión en mi vida y en el que hice el Camino de Santiago. Esto que comparto contigo es el discurso interior que tenía y que sigo teniendo. Desde entonces tengo otra perspectiva de la vida y de cómo vivir el día a día.

 

Dice así:

Aún queda mucho por hacer, mucho por recorrer, mucho por aprender. Sé perseverante. Aunque a veces tengas dudas, mereces cosas buenas, claro que sí… claro que las mereces, y llegarán poco a poco; ¡ten confianza!

Deja de esperar, ponte en acción, continua con constancia, ponte en actitud de acogida a lo que venga, todo te llegará, esa es la manera de pulverizar la ansiedad que tienes. Eres un ser único e irrepetible y eso te convierte en una excepción en toda la humanidad, eres un ser genial, una criatura única que merece lo mejor.

Cuando el cansancio te invada, considéralo normal, detente y tómate un respiro tan largo como precises y tan breve como convenga.

¿Tienes claro tu objetivo?, entonces pon todas tus fuerzas en él y esfuérzate en vivir el presente absoluto de cada día, donde todo sucede siempre por primera vez y los miedos desaparecen porque está permitido equivocarse.

Y continua haciendo aquello que genera bien-estar para poder amar por duplicado; por un lado a ti mismo/a, porque te proporciona una sensación de serenidad y alegría interior duradera en el tiempo, por otro lado porque podrás compartir esa serenidad y alegría con los demás, y eso te hace grande. Esto te convertirá en doblemente generoso/a, para ti y para los otros.

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Ten siempre una sonrisa dispuesta para regalar, por difícil que pueda ser el momento que atraviesas, siempre hay quien está peor y merece tu sonrisa, le animarás; y si encuentras alguien que está mejor que tú, regálale la misma sonrisa, que vea que estás feliz en tu día a día; recuerda, estamos en permanente aprendizaje, dale la oportunidad que aprenda también de ti.

Deja de compararte y deja de juzgarte. ¿Para qué lo haces?, sé consciente de lo mucho que te dañas si piensas así. Tu llevas tu propio ritmo, no es mejor ni peor, ni más rápido, ni más lento… simplemente tienes tu propio ritmo y tu forma de hacer las cosas. ¡Superare a ti mismo/a!

Si tienes algún RE-sentimiento, deja de “volver-a-sentir” eso que tanto te duele. Perdona a esa persona, será como un regalo permanente que te haces y le haces. Descubrirás lo valiente que eres y la grandeza de tu corazón.

Sé original, vuelve a los orígenes. Tu alegría es motivo de alegría, tu tristeza es motivo de tristeza… ¿Qué quieres que se lleven de ti?, ¿qué huella quieres dejar en todos los que te rodean? …entonces sé consecuente con tus actos y recuerda que la felicidad es el estado natural del ser humano, ¡contágiala!

¿Y tu autoestima?, ¿y la de los demás?. Pregúntate cómo y quién sería esa persona con la que te cruzas si le faltase la adulación que recibe de los demás y que en ocasiones también busca para justificar su autoconfianza… y pregúntatelo también a ti mismo/a. Respóndete en silencio.

Fomenta tu propia lealtad, dite “SÍ” más a menudo y evita los caprichos innecesarios; cultiva tu auto respeto y se responsable de tus actos y decisiones.

Haz las cosas con nobleza y limpieza de intención, dando lo mejor de ti, es la mejor manera de que salgan y que además salgan bien, y si se atascan es que tenía que ser así, agradécelo. Dejarás de temer la derrota cuando dejes de querer la victoria.

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Cuando tengas una alegría, compártela y será el doble; cuando tengas una pena, copártela y será la mitad… y en el camino crea espacio para que los demás puedan crecer en buena compañía, la que ofreces.

Sé exquisito con tus palabras ya que con ellas puedes hacer mucho daño o mucho bien. Deja de tomarte las cosas personalmente y desarrolla humildad, que es decir la verdad de ti mismo/a, tanto lo destacable como lo que no lo es tanto; evita juzgar gratuitamente, indaga antes, y evitarás que te juzguen. Abandona la queja y haz siempre el máximo que esté dentro de tus capacidades.

En vez de maldecir -que es ver el lado negativo de los demás y de los acontecimientos-, comienza a bendecir -que es ver el lado positivo de los demás y de los acontecimientos-, te evitarás muchos malos ratos y ganarás mucha paz interior. Además, te meterás en el bolsillo a la gente.

Cuando dejes de crecer, habrás muerto. Mientras tanto, aprende, date con generosidad a los tuyos y a los demás, comprométete con un propósito de vida y trasciende desde la bondad de tus acciones en aras de alcanzar ese propósito.

La felicidad es una consecuencia de amar… y estoy seguro que quieres ser feliz.

¡Te deseo unas muy descansadas vacaciones!
Un abrazo lleno de afecto.

Borja Milans del Bosch.

 

P.S: Confío que te inspire y te ayude a reflexionar.




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